Recibí la noticia por la radio, estando yo en mi auto
estacionado en una calle de mi ciudad. No le había prestado mucha atención a la
emisora hasta ese momento, es que me encontraba muy entretenido leyendo un libro
de Kafka mientras esperaba a mi esposa Adriana a que terminara de dar su clase
de Pilates.
Lo primero que me sobrevino fue una rara sensación, no
podría decir tristeza al punto de las lágrimas, pero sí fue una sensación de
pérdida, la pérdida de alguien que admiré mucho pero sin embargo no llegué a
conocer personalmente, sino sólo a través de sus obras.
Lo segundo que vino a mi mente fue una palabra: Abril. Y es
que para mí, Abril simboliza al mes más triste del año. Mucho tiempo atrás,
cuando yo apenas tenía siete años, mi mamá me daba entre sus brazos la noticia
de que mi papá se había ido al cielo, un 30 de abril. Muchos años después, mi
madre, víctima de un cruel cáncer partiría también en abril. Hace no mucho, mi
querido suegro se marcharía a la otra vida, justamente en el cuarto mes del
año.
En mi biografía publicada en el libro “20.000 Palabras”, menciono
a unos pocos escritores como los que me habían influenciado como escritor, por
supuesto entre ellos se encontraba García Márquez, pero también allí hago una
mención especial a quien hasta entonces era mi principal referente: Ernesto
Sabato, quien vaya casualidad murió un 30 de abril.
Tal vez por esas razones, cuando el locutor de la radio AM
daba la noticia del momento, se conjugaron en mi sentir dos palabras que
parecieran han ido de la mano toda mi vida: abril y la muerte.
García Márquez ya no está con nosotros físicamente, pero
indudablemente seguirá estando por siempre a través de sus inolvidables
escritos, entre los que tengo como favoritos a “El coronel no tiene quien le
escriba”, “Crónica de una muerte anunciada” y, por supuesto, la inigualable “100
años de soledad”.
He aprendido y sigo aprendiendo de lo que ha brotado de su
pluma única, pero no tengo mucho para decir sobre ello en este momento, sino
quisiera rescatar una enseñanza que recientemente encontré en un reportaje que
le hicieron hace algunos años. Un periodista le había comentado que un
reconocido crítico literario había hecho una lista con los escritores más
importantes de la lengua hispana y no lo había incluido a él, a todas luces,
una injusticia tremenda. El periodista quiso saber si eso le había molestado a
García Márquez, la respuesta fue “He aprendido mucho de los que me llevan la
contra, pero por sobre todo algo muy importante: cualquier crítica
desfavorable, cualquier reproche, incluso cualquier insulto, duele mucho, pero
al día siguiente duele menos, al otro día menos aún y al siguiente uno ya no se
acuerda”.
A los 87 años nos dejó
Gabo, pienso que no podría haber sido en otro mes sino en Abril.
Hay personas que nos dejan una huella muy profunda, y yo sé porque en alguna ocasión lo habías comentado, que precisamente García Márquez era uno de entre varios escritores que habían formado una parte de tu afición por escribir. Ahora, lo que son las casualidades este mes de Abril, es además para ti, un mes que está marcado por no uno sino por varios fallecimientos de personas importantes para ti.
ResponderEliminarUn beso!
Así es Fran, Gabo ha dejado (y sigue dejando) una huella en mi vida como escritor, sigo leyendo sus libros y aprendiendo de él.
EliminarQue se haya ido en abril estoy seguro que no es una casualidad.
Un beso enorme amiga.
SIEMPRE QUEDARÁ SU ESENCIA EN NOSOTROS PORQUE LOS GENIOS NUNCA MUEREN.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Nos ha dejado una herencia fabulosa con sus escritos únicos, bien has dicho: un genio nunca muere. Abrazo grande amiga BEGO!
EliminarMe encanta como escribes...
ResponderEliminarMe gusta Kafka, y Gabriel García Márquez.
Beso
Gracias Pamela!
EliminarUn gusto conocerte y que compartamos la pasión por grandes como Gabo y Kafka,
Un beso grande!