En este invierno de
sol remolón y ecos de lluvia, mis lecturas del mediodía vienen siendo unos
viejos artículos periodísticos de Gabriel García Márquez, mucho antes de que
este se iniciara en el camino de la creación de novelas y de hallar el
reconocimiento internacional como escritor. Entre los artículos leídos encontré
uno que me llamó la atención, fue publicado en un diario colombiano en junio de
1948, el texto no tiene título pero se inicia de la siguiente manera: “El
jueves es un día híbrido…”
Por supuesto querido
lector, el artículo habla sobre el jueves nuestro de cada semana y lo hace de
una manera graciosa y original. Reproduzco aquí breves párrafos que te invito a
leer porque al final te mostraré algo
que me sorprendió.
“El jueves
es un día híbrido. Una torrija del tiempo, sin sabor ni color, sin otra
justificación que la de obligarnos a gastar un pedazo de vida que podríamos
utilizar en cosas más útiles…
Podrían agregarse a la poética sustancia del martes, que
es el luminoso día de casarse, de embarcarse, de irse -a espaldas de sus sueños
y sus esperanzas- con su gastada música a otra parte.
Algunos minutos nos servirían para redondear la cálida
fruta del miércoles, que se mece en los árboles del tiempo con una indecisión
de mujer pensativa. Nos servirían para diluir la niebla tormentosa del viernes…Pero
el jueves, a pesar de todos los inconvenientes, sigue siendo verdad en nuestro
calendario…Yo creo que el jueves no sirve ni siquiera para morir. Entregarnos
al gozo de la muerte después de haber molido los minutos de tres días fecundos,
productivos, es -más que una simplicidad- una tontería”
Desde pequeño me fascinó encontrar raras
coincidencias cósmicas en las fechas. Nací un 11 de diciembre, en ese mismo día
en que muchos años antes murió Carlos Gardel, mito distintivo de nuestra
cultura argentina. También el zorzal criollo había nacido un 24 de junio,
coincidente con el cumpleaños de mi madre. En ese mismo día del calendario pero
del año 1911 nacieron en distintos puntos de Argentina Juan Manuel Fangio y Ernesto
Sabato. Hablando de este último, falleció un 30 de abril, la misma fecha que mi
padre. También mi hijo mayor nació un 7 de enero, él mismo día del cumpleaños
de su mamá, mi esposa. Y así podría continuar con muchas otras fechas con
coincidencias.
Pero volviendo a
lo que me llevó a escribir esto, después de terminar de leer el artículo sobre
el día jueves, quedó dando vueltas en mi cabeza la frase “el jueves no sirve ni
siquiera para morir”. Quedé sospechando
lo mismo que vos querido lector. Fui a buscar la biografía del escritor de “100
años de soledad” y encontré que falleció un 14 de abril (todos mueren en abril)
del 2014, un JUEVES, como no podía ser de otra manera.
¿Moraleja? Ninguna
por supuesto. ¿Profecía auto-cumplida? Y seguramente. O tal vez nada más que
otra coincidencia cósmica de las que andan dando vuelta por ahí y uno se las
encuentra a la vuelta de la esquina.
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