500 Años
Es la mañana del 31 de octubre de 1517, un joven sacerdote
camina presurosamente hacia el palacio de Wittenberg. Lleva en su mano
izquierda un pequeño martillo y algunos clavos suficientes, en su otra mano
porta un rollo con las ideas escritas en la soledad de su internado. Al llegar a las enormes puertas de madera del
imponente palacio, mira una vez más hacia su alrededor, nadie parece percatarse
de lo que piensa hacer. Por un breve instante se detiene, parece que duda, pero
no es así, está completamente convencido de lo que escribió, sospecha que puede
llegar a tener problemas, pero confía en que pueda alcanzar a discutir sus
ideas con pares y superiores, después de todo, la gente con educación y
conocimiento debería naturalmente aceptar debatir ideales, más aún cuando la
verdad está tan clara, perfectamente revelada y al alcance de las manos. Sin
mediar más, extiende el rollo sobre las pesadas puertas y comienza a clavarlo
por las puntas. Una vez terminado, se retira y sus 95 tesis ven la luz del día cambiando
la historia para siempre.
Ese joven es Martín Lutero y en ese momento acababa de
prender una mecha que correría rápidamente como pólvora, encendiendo un fuego
de pasión por Dios que pronto ardería en toda Europa. Después de los Apóstoles,
las persecuciones y la aparición de Constantino, quién haría del cristianismo la
religión oficial del imperio, la iglesia de entonces inició un camino de
corrupción y oscurantismo que continuaría por siglos. Cuando Lutero se enteró
de la venta de indulgencias y las grandes faltas de la religión oficial de ese
momento, empezó una serie de protestas que con el tiempo sería llamado la Reforma.
Dijo de él Henry Halley: “Después de Jesucristo y de Pablo,
el hombre más grande de todos los siglos. Encabezó al mundo en su lucha de la
liberación de la institución más despótica de la historia: el Papado”.
Sobre el legado de Lutero dice John MacArthur: “El legado indeleble de Lutero será siempre el ejemplo
de su fe. Su valor heroico, su profunda pasión, su firme integridad, su celo
infeccioso y todas sus otras virtudes son fruto de su fe. Este hombre hizo un
impacto en la iglesia y en el mundo que aún hoy influye en todos los cristianos
que creen en la Biblia”.
Los que amamos la Biblia y la fe en Dios mucho le debemos a
Martín Lutero y conocer su historia y su lucha, es conocer sobre nuestra fe.
GS
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